El Sombrerón
En un pequeño pueblo del Cauca, corría el rumor de un extraño hombre que recorría las calles al caer la noche. Era conocido como El Sombrerón, un personaje alto y delgado, vestido siempre con un traje negro impecable y un enorme sombrero que cubría casi por completo su rostro.
Decían que El Sombrerón se aparecía especialmente a los jóvenes trasnochadores que andaban por caminos solitarios. Algunos aseguraban que era un espíritu maligno, mientras que otros creían que simplemente se trataba de un alma en pena buscando redención.
Una noche, Julián, un muchacho rebelde y desafiante, decidió quedarse fuera más tarde de lo permitido, convencido de que esas historias eran solo cuentos de viejos. Mientras caminaba por el sendero que llevaba a su casa, sintió un escalofrío que recorrió su espalda.
-¿Quién anda ahí? -gritó, intentando sonar valiente.
Pero en lugar de una respuesta, escuchó un silbido suave y constante que se acercaba. Al voltear, allí estaba El Sombrerón, inmóvil y en silencio, con su sombrero tan ancho que apenas dejaba ver un par de ojos brillantes y fríos.
Julián corrió como nunca en su vida. Cuando llegó a casa, su madre lo encontró pálido y tembloroso. Esa noche, prometió no volver a retar lo desconocido. Y cumplió, porque nunca más salió de noche.
Desde entonces, cada vez que se escuchaba un silbido en la oscuridad, los habitantes del pueblo sabían que era mejor resguardarse, porque El Sombrerón seguía rondando, en busca de aquellos que se atrevían a desafiar la noche.
